27 de marzo de 2014

No es un adiós cualquiera.

Muchas veces nos han dicho ya que nada en esta vida es para siempre, ni siquiera la felicidad. Desde hace ya un par de semanas eso está pasando a la práctica. Sólo pretendía contaros lo poquísimo que me arrepiento de haberme venido aquí, y que lo volvería hacer sin ni siquiera preguntar a nadie. Que sí que es duro echar de menos a los que se quiere, no lo pongo en duda ni un instante, y que al fin y al cabo no todo acabo siendo como lo pintaban, ni para bien, ni para mal.
Que supieseis la de personas tan maravillosas que he conocido, y con las que por supuesto quedarán muchísimas cosas pendiente. Sí que son fríos, sí que quieren de otra manera, y que el cariño cuesta apreciarlo, pero desde un primer momento ha estado ahí, no sé, es muy complicado expresarlo desde dentro a los que no lo están.
¿Que por qué todo esto? Simplemente porque seis meses es algo pasa sin que uno se de cuenta, ya se han ido, la semana que viene a estas horas mi maleta ya estará cerrada, yo estaré en un estado desolador, tirado en la cama sin dormir ni un solo minuto. Y a la mañana siguiente estaré tomando un vuelo con destino final en Melilla, por suerte o por desgracia, no lo sé...
Muchas cosas que estoy dejando atrás, esto no ha sido ningún campamento de verano, en el que todos se prometen que volverán a quedar y a verse. Y sabemos todos que es mentira. Con esta gente he convivido día a día durante seis meses, han llegado a convertirse en mi rutina y me han hecho uno más de ellos. Dentro de lo que podía haber pasado, esta estancia ha sido un sueño, un capítulo aparte y a subrayar en mi vida, pero que se va. Y así, de repente, lo que es mi día a día, desaparece. Bienvenida sea esa jarra de agua fría ante esto. Todos aquellos a los que veo todas las mañanas y nos saludamos como lo que hemos sido, compañeros, junto con aquellos que no he llegado a conocer tanto, pero que con miradas fue suficiente, todos ellos, van a desaparecer para siempre.
Aquí he vivido todo aquello que nunca podría haber imaginado: amigos austriacos, conocer gente francesa en alemán, comprobar lo que realmente es convivir con otras culturas, aceptándolas, no vivir en un mismo sitio odiándonos los unos a los otros. No sé, cosas tontas y sin apenas importancia, pero que al fin y al cabo hacen a uno ver la vida desde más perspectivas, y afrontar de otra forma todo tipo de situaciones.Cosas tan impresionantes como hacer en seis meses de un país que no conozco, lo que será mi segunda casa.
En fin, esta semana va a ser una de las más duras de mi vida, sin duda alguna. Y sabiéndolo, sinceramente espero que pase lo más rápido posible.
Y a los que os da igual que me despida de ellos porque me vais a tener allí, ¿qué deciros? Nada más que en una semanita estoy allí plantado, para empezar de nuevo, o seguir donde lo dejé...

Un saludo muy fuerte a todos. 
Salzburgo, 27/03/2014
Juan