24 de julio de 2014

Algunos días oscuros, otros más visibles.

Muy buenas noches mariconas, cuatro meses después de la última señal de actividad en el amago éste os pongo al día los mejor que pueda.

Tras mi triste vuelta de Austria, dejando atrás la que hasta ahora ha sido la mejor experiencia de mi vida, tocaba volver a Melilla a convivir con mi compañera de intercambio austriaca durante los tres meses que le quedaban aquí. Esta convivencia empezó cuando 10 días después de mi vuelta nos tenían preparado un viaje al desierto en Marruecos. Nos fuimos junto con otro grupo de familias, acabé encantado de haber visto las montañitas de arena de las que me hablaban, y de haber conocido chavales y chavalas de mi edad.

Nada más volver tocaba volver a ver a los de siempre, todos los días otra vez a aguantar el mal trago de las mañanas. Ese ha sido sin duda el trimestre más duro de mi vida, nunca me había costado tanto ponerme a estudiar y tomarme en serio las clases, aunque al final tras algún traspié que otro salí sano y salvo de aquella emboscada. Lo de la vida académica entró en rutina mucho antes de lo que podía esperar.

En cuanto a la vida social, está cayendo a pique la cosa, es decir, si apenas había, está desapareciendo, o lo que es peor, estando para mal. El gay de Dani está 24/7 enganchado a Ana, lo que lo deja nulo para hacer cosas con los chavales sin que esté ella presente. Saludos a Ana, una tía de puta madre. Ricar se echó una perica en condiciones pero lo está llevando con más naturalidad. El resto nada. En fin, lo de ir al burger se convirtió en rutina, algo automatizado de viernes o sábado por la noche, con el fin de ver alguna que otra chavala, sabiendo que ninguno nos íbamos a comer nada, eso es cosa de la cantera del gimnástico, pero bueno, se está a gustito allí la verdad. El nivel de periqueo está en negativo, me he quedado atrapao.

En cuanto a Sophie, mi austriaca, acabó hablando español mejor que muchos de mis amigos y conocidos, ha sido una hermana al 100%, una más de la casa adaptada a la perfección, ojalá todas fueran como ella tío. Realmente no puede explicarse. Añadir que su despedida fue una de las cosas más tristes que he vivido en mucho tiempo, en ningún caso hasta nunca, pero un claro "no sé cuando nos encontraremos" que preferiría no tener que vivir más. Que se le va a hacer, esto está cada día más duro.

Y por último, con respecto a lo que llevamos de verano, decir que está siendo muy completo, estamos haciendo muchas cosas los chavales que hasta ahora no habíamos hecho, como podría ser levantarse a las seis de la mañana en bici para ir al dique a ver el amanecer o ir a playas a mar abierto como si fuese una aventura. Jose y yo hemos estado yendo a correr, aunque luego se nos unió Isma, que maricona que me ha dejado tirado esta mañana. Lo ir al burger ha llegado a tocarme los cojones, porque es que no hay juventud en otro sitio que no sea ese o los botijos, y siguen dándome miedo, así que no hay remedio. Aunque estos últimos diez días nos hemos metido en casa de Charly de mala manera, agradecérselo desde aquí, grande. Pero todo esto acabará de nuevo en el mismo sitio, lo sabemos todos. La semana que viene me voy con Álvaro de campamento a Álava, donde espero que todo esto se despeje un poco y donde también espero conocer mucha gente nueva, que ya va tocando. Aquí nos tenemos todos muy vistos.

Nada más por esta vez que seguro que estáis hasta los cojones por haber leído hasta el final. Vaya un camisetón de portugal que me he pillao por quince pavos hermano







27 de marzo de 2014

No es un adiós cualquiera.

Muchas veces nos han dicho ya que nada en esta vida es para siempre, ni siquiera la felicidad. Desde hace ya un par de semanas eso está pasando a la práctica. Sólo pretendía contaros lo poquísimo que me arrepiento de haberme venido aquí, y que lo volvería hacer sin ni siquiera preguntar a nadie. Que sí que es duro echar de menos a los que se quiere, no lo pongo en duda ni un instante, y que al fin y al cabo no todo acabo siendo como lo pintaban, ni para bien, ni para mal.
Que supieseis la de personas tan maravillosas que he conocido, y con las que por supuesto quedarán muchísimas cosas pendiente. Sí que son fríos, sí que quieren de otra manera, y que el cariño cuesta apreciarlo, pero desde un primer momento ha estado ahí, no sé, es muy complicado expresarlo desde dentro a los que no lo están.
¿Que por qué todo esto? Simplemente porque seis meses es algo pasa sin que uno se de cuenta, ya se han ido, la semana que viene a estas horas mi maleta ya estará cerrada, yo estaré en un estado desolador, tirado en la cama sin dormir ni un solo minuto. Y a la mañana siguiente estaré tomando un vuelo con destino final en Melilla, por suerte o por desgracia, no lo sé...
Muchas cosas que estoy dejando atrás, esto no ha sido ningún campamento de verano, en el que todos se prometen que volverán a quedar y a verse. Y sabemos todos que es mentira. Con esta gente he convivido día a día durante seis meses, han llegado a convertirse en mi rutina y me han hecho uno más de ellos. Dentro de lo que podía haber pasado, esta estancia ha sido un sueño, un capítulo aparte y a subrayar en mi vida, pero que se va. Y así, de repente, lo que es mi día a día, desaparece. Bienvenida sea esa jarra de agua fría ante esto. Todos aquellos a los que veo todas las mañanas y nos saludamos como lo que hemos sido, compañeros, junto con aquellos que no he llegado a conocer tanto, pero que con miradas fue suficiente, todos ellos, van a desaparecer para siempre.
Aquí he vivido todo aquello que nunca podría haber imaginado: amigos austriacos, conocer gente francesa en alemán, comprobar lo que realmente es convivir con otras culturas, aceptándolas, no vivir en un mismo sitio odiándonos los unos a los otros. No sé, cosas tontas y sin apenas importancia, pero que al fin y al cabo hacen a uno ver la vida desde más perspectivas, y afrontar de otra forma todo tipo de situaciones.Cosas tan impresionantes como hacer en seis meses de un país que no conozco, lo que será mi segunda casa.
En fin, esta semana va a ser una de las más duras de mi vida, sin duda alguna. Y sabiéndolo, sinceramente espero que pase lo más rápido posible.
Y a los que os da igual que me despida de ellos porque me vais a tener allí, ¿qué deciros? Nada más que en una semanita estoy allí plantado, para empezar de nuevo, o seguir donde lo dejé...

Un saludo muy fuerte a todos. 
Salzburgo, 27/03/2014
Juan


26 de enero de 2014

Resumiendo el porvenir.

68 noches amigos, 68 fugaces noches las que me quedan en este país. Imaginaos como estoy aquí, que a más de dos meses para mi vuelta, ya estoy sufriendo por ella. Y si algo me da razones yo volveré con gusto a Melilla, pero nada ni nadie las tiene tío. Vamos a ver, yo sé que en Melilla están mis amigos y familia, gente que echo de menos, pero si pudiese verlos evitando volver pues sería un auténtico detalle. Que tampoco es que aquí quede con muchos amigos y que haga muchas que vaya a echar mucho de menos, pero es que Melilla tío, la gente de Melilla en concreto, porque si la ciudad estuviese vacía sería preciosa, pero es me da bastante repulsión la gente. También me he llegado a plantear que sea yo el que le de asco a la gente, como en el chiste del nota ese que decía que todos los coches iban en dirección contraria , pues más o menos. Espero encontrarle remedio a esa sensación mía, porque no me queda otra que volver.
El caso es que por otro la me da la sensación de que van a pasar muchas cosas interesantes por Melilla, lo que también pienso es que sólo me pasa cuando estoy escuchando música de esa que me sube el ánimo, puede que tenga algo que ver. 
En cuanto a cómo me va a mí os digo que ha venido  nevar justo el fin de semana, y he pasado tanto sábado como domingo rodeado de nieve y deslizando colinas con trineos, que guapada. El 'runrun' de la tarea ya vuelve a darme por saco en la cabeza, y sigo sin saber dónde queda la chavalería joven que todavía tiene prohibido beber en esta ciudad.
Dejando otros temas a un lado, perica ninguna eh, pero ninguna de ninguna, de que ni el amago puedo hacer, que tampoco me he dejado la vida en ello es un hecho, que no tiene pinta de que vaya a cambiar porque sería ocupar el cerebro demasiadas cosas, y al final me explota.
Muy probablemente cuando vuelva a Melilla tendré el Fifa 14. Cosa mala. Me va a sacar de mi casa quien yo te diga. Aunque siendo sincero para todo también tengo ganas de hacer algunas cosas en Melilla, no muchas, está claro, pero alguna que otra sí. Lo del viaje de estudios lo vamos a ir dando por un intento tonto y pasajero, aunque me haría muchísima ilusión ir la verdad. Me llevan con Sophie, la niña con la que hago el intercambio, al desierto, apenas dos semanas después de llegar a Melilla, y yo la verdad es que no he ido al desierto pero que tampoco es algo que sueñe desde pequeño, pero que puede estar curioso para ser sinceros.

Bueno, seguro que tenía más cosas que contaros, pero como no me acuerdo, lo dejaremos para la próxima, ¿no?
Un abrazo muy fuerte, y hasta la próxima.